Ricardo Garanda Rojas
Madrid, 300116
Un campo en
Castilla
antes de ser
baldío
tuvo sus
siembras,
sus verdes
cosechas
y el amarillo
que anima
la siega en el
estío
inclemente de
estas tierras.
Un año tras
otro,
el mismo ciclo
con algún descanso,
antes de ser
baldío.
Año tras año
en parecidos
ciclos
de manchego
remanso
vivimos nuestras
vidas,
la tuya y la mía,
soportando
también
esas calores del
sol manchego
y viviendo esas
cortas primaveras
y esos generosos
otoños
que las resarcieron
antes de ser
baldías.
En desiguales
cosechas
cada año la
incertidumbre,
la tranquilidad
del campesino,
perturba y
acecha
mirando al cielo
siempre
antes de mirar a
la tierra
en un ya escrito
destino.
También fuimos enlazando
ciclos
de imprevisibles
variantes
en nuestras vidas,
la tuya y la mía,
para ir tejiendo
año tras año
el oculto cielo
que nuestros sueños
fueron
construyendo
y que revisamos huraños
a espaldas de
los ladrones de vidas
antes de que las
nuestras
fueran baldías.
Con amor u odio
se abonan las
sementeras
de nuestras
vidas
y el fruto
dependerá siempre
de la semilla
elegida.
Luego sólo queda
pedir al cielo
la suerte de la
lluvia
y el esfuerzo
del aireo.
Así fue durante
años
hasta este día
en el que tu
largo adiós
nos convierte a
los dos
en tierra
baldía.
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