viernes, 9 de junio de 2017

La Jira

Ricardo Garanda Rojas

(Puerto de Vega, Julio 2015)
Fotografía de J.L. Romero


Estuvimos al borde de esta senda
tan alta como el horizonte,
antes de volver a Vega
miro ese grandioso sol
entre las aguas que divide
derramando la luz roja sobrante
al esconderse nada lejos
después de haber iluminado
el medio mundo que se despide
hacia la noche errante.


Estuvimos allí abajo,
en esa playa,
atravesada por el Frexulfe,
río aún alterado por la Jira fiesta,
sin virgen ni ermita.
De fiesta laica el río y la playa,
mirando abajo
de fiesta vimos a las gentes
gozando lo que queda
de éstas anuales Telayas.

Los barcos en el puerto
parados de la mar
regalando a la pesca
su anual  amnistía
de redes paradas,
ordenadas jaulas
y anzuelos colgados en tierra.
Y las gaviotas modifican sus ritos
alteran sus vuelos,
no hay pesca en estos días,
y cambian sus gritos de guerra,
contagiado su anhelo,
hoy no buscan en esa arena
los bienes que restan,
regalos de las inequívocas mareas,
hoy ellas también festejan
los restos de la comestible fiesta.

La Jira ya canta y avanza
su vuelta por la carretera,
cantos y danzas de charangas,
hasta Vega
para continuar la fiesta
engañando a esa noche
de verbenas
que ya tiene dueñas y dueños
como si fuera un reto
la inevitable resta de las horas
del ensueño.


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